VIRUS
¿Cuándo fue la última vez que estuviste
resfriado o con gripe? ¿Recuerdas haber sido vacunado contra la poliomielitis o
el sarampión cuando eras niño? Estas enfermedades (así como el VIH-SIDA, la
parotiditis o paperas y la varicela) son causadas por virus. Los virus son
partículas en extremo pequeñas que se reproducen por si mismas pero no son
células. En consecuencia, no son realmente organismos y no se clasifican en
reino alguno. Sin embargo, desempeñan un papel significativo en las vidas de
los humanos y otros organismos.
Estructura
de los virus
Figura 1. Estructura de los virus |
Un virus (palabra del latín que significa
veneno) es una diminuta partícula
infecciosa consistente en un ácido nucleico central (el material genético)
envuelto en una cubierta proteínica llamada cápside (figura 1).
Algunos virus también están rodeados
por una envoltura membranosa externa que contiene proteínas, lípidos,
carbohidratos y vestigios de metales (Figura 2). Un virus pequeño típico, como
el de la poliomielitis (poliovirus), mide unos 20 nm (nanómetros) de diámetro,
que es el tamaño aproximado de un ribosoma, mientras que un virus grande como
el de la viruela (poxvirus) o el nuevo SARS-Cov-2 puede llegar a medir 200 nm.
Figura 2. Virus con envoltura |
A diferencia de los organismos, incluso de las
bacterias más simples, los virus no
tienen estructura celular y no pueden realizar actividades metabólicas de
manera independiente. Carecen de los componentes necesarios para realizar
la respiración celular o para sintetizar proteínas y otras moléculas, carecen
de citoplasma, organelos o membrana que los aísle de su entorno.
Todas las formas de vida celulares contienen tanto ADN como ARN, pero un virus
sólo contiene uno de los dos, no ambos. Los virus pueden reproducirse, pero solo dentro del complejo ambiente
de las células vivas a las que infectan. En cierto sentido, los virus
“cobran vida” sólo cuando infectan a una célula. Tienen suficiente información
genética para obligar a la célula huésped a multiplicar el ácido nucleico viral
y sintetizar los componentes de la cápside y la envoltura. La información
genética contenida en un virus toma el control de los mecanismos de traducción
o transcripción de la célula huésped.
Figura 3. Forma de los virus |
La forma de los virus es determinada por la
organización de las subunidades proteínicas que constituyen la cápside, en tal
sentido los virus pueden ser esféricos, cilíndricos, cúbicos y tener formas
geométricas de muchos lados (poliédricos) (Figura 3).
Los virus son considerados parásitos ya que infectan a las células y le causan
daño en el proceso.
Clasificación de los virus
Los virus representan un reto taxonómico para
los biólogos porque no tienen características que definen a los organismos
vivos. Por esas razones, los virus no se clasifican en alguno de los tres dominios
(Archeae, Eubacteria y Eukarya).
Los virus pueden clasificarse con base a su
rango de huéspedes, los tipos de
organismos que infectan. Se les puede referir como virus de plantas, virus de
animales, virus bacteriales, etcétera. Los virus se clasifican de manera más
formal en taxones de especies a órdenes. El Comité Internacional de Taxonomía
de Virus (ICTV por sus siglas en inglés), un grupo de virólogos, decide los
criterios específicos para clasificar y nombrar virus. Recientemente, con base
en el rango de huéspedes y otras características, el ICTV clasificó los virus
en 5 órdenes, 84 familias, 307 géneros y más de 2000 especies. Los nombres de
las familias de virus incluyen el sufijo –viridae.
El sistema de clasificación de Baltimore
clasifica los virus con base en el tipo
de ácido nucleico que contienen, ya sea que el ácido nucleico sea de una
sola cadena o de dos cadenas, y en como producen ARNm. Otros rasgos
considerados en la clasificación viral son el
tamaño y la forma del virus, la presencia de envoltura, y el método mediante el
cual se transmite el virus de huésped a huésped.
Ciclos virales
Un ciclo reproductivo viral es lítico o
lisogénico.
Ciclo
lítico
En
un ciclo lítico, el virus lisa (destruye) la célula huésped susceptible, la
obliga a utilizar su maquinaria metabólica para multiplicar partículas virales.
Los virus con ciclo lítico se describen como virulentos (letales).
Cinco pasos son típicos de la reproducción
viral (Figura 4):
Figura 4. Ciclo lítico |
1. Fijación (o absorción):
El virus se une a receptores en la pared o membrana celular del huésped.
2. Penetración:
el ácido nucleico del virus es inyectado a través de la membrana plasmática en
el citoplasma de la célula huésped. La cápside del fago (virus que infecta a
bacterias) permanece en el exterior. En
contraste, muchos virus que infectan células animales entran intactos a la
célula huésped.
3. Multiplicación.
El genoma viral contiene toda la información necesaria para producir nuevos
virus. Una vez dentro, el virus induce a la célula huésped a sintetizar los
componentes necesarios para su multiplicación.
4. Ensamblaje.
Los componentes virales recién sintetizados se ensamblan para formar nuevos virus.
5. Liberación.
Los virus ensamblados se liberan de la célula huésped. Esta suele ser destruida
por enzimas líticas.
Los nuevos virus infectan otras células, y
el proceso vuelve a empezar. El tiempo necesario para la multiplicación viral,
desde la fijación a la bacteria (o célula) hasta la liberación de los nuevos
virus, es de alrededor de 30 a 35 minutos.
Ciclo
lisogénico.
Los virus templados no siempre destruyen a
sus huéspedes. En un ciclo lisogénico, el genoma viral se integra al ADN de la
bacteria huésped y se duplica con él (figura 5).
Figura 5. Ciclo lisogénico |
En el caso de algunos virus bacterianos, el
ADN del fago se integra al ADN bacteriano huésped, y es entonces cuando se
denomina profago (provirus). Las
células que contienen profagos (células
lisogénicas), en lugar de perder de inmediato el control, continúan
realizando sus funciones normales durante algún tiempo. A medida que la célula huésped
se reproduce, los profagos que contiene se duplican junto con el ADN del
huésped. Un profago puede causar algunos cambios fenotípicos en su huésped,
pues el ADN viral se transcribe y traduce para producir proteínas junto con los
genes del huésped. El profago también evita que otros virus entren y destruyan
al huésped. Cuando una célula que contiene un profago se expone a factores
ambientales como rayos UV, rayos o
ciertos compuestos químicos, el profago
es estimulado para volverse activo. El ADN viral toma el control de la
célula. Se producen nuevos virus, la célula huésped sufre lisis y los nuevos
virus se liberan e invaden otras células. Se
dice que las células que contienen profagos son lisogénicas, en otras
palabras son propensas a la lisis.
Los virus tienen huéspedes específicos
Cada virus se especializa en atacar células
huésped específicas. Hasta donde se sabe, ningún organismo es inmune a todos
los virus, incluso las bacterias sucumben victimas de invasores virales,
llamados bacteriófagos. Los bacteriófagos pronto se consideraran importantes
para tratar enfermedades provocadas por bacterias, dado que muchas bacterias
causantes de enfermedades se han vuelto
cada vez más resistentes a los antibióticos. Los tratamientos basados en
bacteriófagos también podrían tomar ventaja de la especificidad de los virus,
al atacar sólo bacterias específicas y no a las muchas otras bacterias en el cuerpo que son
inofensivas o benéficas.
En los organismos multicelulares, como
plantas y animales, distintos virus se especializan en atacar tipos
particulares de células. Los virus que provocan el resfriado común, por
ejemplo, atacan membranas de las vías respiratorias. Un tipo de virus de herpes
se especializa en las membranas mucosas de la boca y los labios, y produce
fuegos labiales; mientras que un segundo tipo produce úlceras similares en o
cerca de los genitales. Los virus del herpes se establecen de forma permanente
en el cuerpo y brotan periódicamente (por lo general en momentos de estrés)
como úlceras infecciosas. La devastadora enfermedad llamada SIDA (Síndrome de
Inmunodeficiencia Adquirida), que inutiliza el sistema inmunitario del
organismo, es causada por un virus que ataca un tipo específico de leucocitos
que controlan la respuesta inmunitaria del cuerpo. Los virus también se han
vinculado con ciertos tipos de cánceres, como la leucemia de células T (un
cáncer de los leucocitos), el del hígado y el cervical.
Los virus causan severas enfermedades en plantas
Los virus causan muchas enfermedades
importantes en plantas y son responsables de miles de millones de dólares en
pérdidas agrícolas y menor calidad de
los cultivos en todo el mundo cada año. Los cultivos infectados casi siempre producen cosechas más
pobres.
Figura 6. Virus que infecta a plantas |
Por lo general, las infecciones virales no
matan a las plantas, sino que evitan su crecimiento, producen cambios en la
forma del follaje y pueden generar manchas, rayas o patrones moteados en hojas,
flores o frutos (Figura 6). La mayoría de los virus de las plantas tienen cápsides,
pero no poseen envolturas. El genoma de la mayoría de los virus de las plantas
consiste de ARN de una sola cadena.
Los insectos son importantes vectores en
las enfermedades vegetales. Mientras se alimentan de los tejidos vegetales,
áfidos, saltamontes y muchos otros insectos dispersan enfermedades virales
entre las plantas. Debido a las gruesas paredes celulares de las plantas, los
virus no pueden penetrar las células vegetales a menos que estén dañadas. Los virus
de las plantas también se pueden transmitir de una generación a la siguiente mediante
semillas infectadas o por propagación asexual. Una vez infectada la planta, el
virus se dispersa a lo largo de su cuerpo al pasar a través de los plasmodesmos
(conexiones citoplasmáticas) que penetran las paredes de células adyacentes.
No hay curas conocidas para la mayoría de
las enfermedades virales de las plantas, de modo que las plantas infectadas por
lo general se queman. Muchos científicos agrícolas enfocan sus esfuerzos en la prevención
de enfermedades virales al desarrollar cepas resistentes a virus de plantas de
cultivo importantes.
Los virus causan enfermedades severas en animales
Cientos de diferentes virus infectan
animales, incluido los humanos. Los virus animales causan peste porcina, fiebre
aftosa, moquillo, influenza y ciertos tipos de cáncer (como leucemia felina y
el cáncer cervical). Los virus causan varicela, herpes simplex, parotiditis,
rubeola, sarampión, rabia, verrugas, mononucleosis infecciosa, influenza,
hepatitis viral, SIDA y el actual COVID-19. La mayoría de los humanos sufren de
dos a seis infecciones virales cada año, incluido el resfriado común.
La epidemia de influenza H1N1 en 2009 se
contuvo por la rápida acción de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los
centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en
ingles) de Estados Unidos, y otras agencias de salud pública en todo el mundo. El
sondeo cuidadoso y la voluntad de los países para compartir información ayudaron
a minimizar la dispersión de esta pandemia. A toda velocidad se desarrollaron
vacunas y protocolos de tratamiento efectivos.
La actividad humana, incluidos factores
sociales como urbanización, viajes globales y guerras, contribuye a la distribución
y expansión de enfermedades infecciosas.
Las condiciones de vida, incluida saneamiento, nutrición, estrés físico, nivel
de atención a la salud y prácticas sexuales, son factores importantes en la dispersión
de las enfermedades. Incluso con el nivel de conocimiento actual acerca de los
virus y la epidemiología, ¿Cuán preparada está la humanidad para contener un
virus particularmente virulento como el actual SARS-Cov-2? ¿Qué tan bien se
contiene el SARS-Cov-2, que sigue infectando y matando a miles de personas en
todo el mundo?
Desde los ataques terroristas a Estados
Unidos el 11 de septiembre de 2001, el bioterrorismo se ha convertido en una
gran preocupación mundial. El bioterrorismo es el uso intencional de
microorganismos o toxinas derivadas de organismos vivientes para causar muerte
o enfermedad en humanos, animales o plantas de las que depende la gente. Los terroristas
podrían concebir iniciar epidemias de viruela, ántrax, peste y otras
enfermedades potencialmente mortales. ¿Estaremos en presencia de un acto de
bioterrorismo con el uso del SARS-Cov-2 causante de la enfermedad COVID-19?
La búsqueda de tratamientos y vacunas efectivos
para dichas enfermedades adquirió nueva relevancia.
Las infecciones virales son difíciles de combatir
Puesto que los virus están estrechamente
ligados a la maquinaria celular de su huésped, es muy difícil tratar las
enfermedades que ocasionan, ya que los
antibióticos, que usualmente son efectivos contra muchas infecciones
bacterianas, resultan inútiles contra los virus. Además, agentes antivirales
pueden destruir tanto células huésped como virus. Sin embargo, a pesar de la
dificultad de atacar a los virus que “se esconden” dentro de las células, se
han desarrollado algunos medicamentos antivirales. Muchos de estos medicamentos
destruyen o bloquean la función de las enzimas que los virus que se desea
combatir requieren replicarse.
Por desgracia, la mayoría de los
medicamentos antivirales proporcionan beneficios limitados debido a que muchos
virus rápidamente desarrollan resistencia a ellos. Las altas tasas de mutación
entre los virus se deben en parte a que muchos virus carecen de mecanismos para
corregir los errores ocurridos durante la replicación del material genético.
Por lo tanto, es común que, cuando se ataca una población de virus con un
antiviral, surja una mutación que les confiera resistencia al medicamento. Los
virus resistentes prosperan y se replican en grandes cantidades, transmitiéndose
a nuevos huéspedes humanos. Finalmente, los virus resistentes predominan, y el
medicamento antiviral que antes resultaba eficaz se vuelve inútil.
¿Es
posible que los virus hayan escapado de células?
¿De dónde vienen los virus? El origen de
los virus es incierto. Algunos científicos consideran que la enorme variedad de
mecanismos de autorreplicación que se da entre estas partículas refleja su
condición de vestigios evolutivos de las etapas más antiguas de la historia de
la vida, antes que la evolución se estableciera a partir de moléculas grandes y
de doble hebra de ADN tal y como la conocemos hoy. La otra posibilidad es que
los virus sean descendientes degenerados de células parasitarias (Hipótesis del origen celular),
esta hipótesis plantea que los virus son
fragmentos de ácido nucleico que “escaparon” de organismos celulares. Según
este punto de vista, el origen de algunos virus puede remontarse a células
animales, el de otros, a células vegetales, y el de otros más, a células
bacterianas. Sus múltiples orígenes podrían explicar por qué los virus son
específicos de especie, quizá sólo infectan aquellas especies muy relacionadas
con los organismos de los que se originaron. Esta hipótesis es respaldada por
la similitud genética entre un virus y su célula huésped, una similitud entre
un virus y otro.
De acuerdo con la hipótesis de coevolución, los virus aparecieron temprano en la
historia de la vida, incluso antes de que divergieran los tres dominios. La evidencia
para esta hipótesis proviene de las semejanzas encontradas en las estructuras proteínicas
de algunos cápsides virales y de similitudes genéticas entre algunos virus que
infectan arqueas y algunos que infectan bacterias. Los biólogos moleculares que
estudian esta hipótesis consideran improbable que estas semejanzas
evolucionaran de manera independiente.
De acuerdo con la hipótesis regresiva, los
virus evolucionaron a partir de pequeñas células independientes que parasitaban
células más grandes. Los genes que no
necesitaban, como los de la síntesis de proteínas, se perdieron gradualmente
mediante evolución. La hipótesis regresiva es apoyada por ciertas bacterias
(clamidia y rickettsia) ya que son
capaces de reproducirse solamente dentro de células huésped.
Cualquiera que haya sido el origen de estas
partículas infecciosa y como siguen evolucionando, su éxito plantea un desafío
permanente a los seres vivos.
A continuacion se muestra una Red CTS en la que se detallan los aspectos científicos, tecnológicos y sociales que están inmersos en el SARS-Cov-2 y en su enfermedad COVID-19.
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